► Enero: incorporación del estado mental y físico para el arte de improvisar. Trabajamos la disponibilidad corporal en un estado de relajación. Entrenamos la concentración ininterrumpida y la escucha abierta.
► Febrero: bases narrativas, elementos compositivos y estructuras dramaturgicas. Aprendemos los conceptos que nos van a permitir colaborar en la creación espontánea de las historias improvisadas
► Marzo: actuación y construcción de personajes. Nos enfocaremos en la profundización de los arcos narrativos y las lógicas bidireccionales que atañen a los personajes improvisados.
► Abril: desafíos creativos y pensamiento lateral. Incorporamos consignas para ampliar los límites de lo aprendido y procurar su incorporación intuitiva.